SOBRE NOSOTROS SOLO EL CIELO
Nubografías
Anda por las nubes
El niño que algún día seré “pierde” su tiempo azul amarrando algodones de cielo. Ni estrellas, ni lunas, ni soles. Tampoco rayos, relámpagos o refucilos. Solo nubes. Les imagina formas y figuras. Las colorea. Fantasea con ellas. Atrapa estratos, cirros, cúmulos, nimbos; los libera jirafas, ballenas, murciélagos, ogros.
¡Cuánta nefelocoquigia demuestra el niño que algún día seré! Nubografía con ternura. Es un dulce, un nubógrafo.
Los algodones de cielo son como panaderos que vuelan salidos de los cardos. El viento los mueve, los mece, los mima. Mientras eso sucede, el niño que algún día seré “percibe patrones que conforman imágenes”. Y entonces… ¡clic!, ¡clic!, ¡clic! Luego, afina su lápiz.
El niño que algún día seré anima lo inanimado, dibuja lo desdibujado. Ve fantasmas donde tal vez sí los haya. Ríe. Llora. Es feliz.
Al decir de los expertos, existen personas proclives a encontrar algo en todas partes. Seres con cerebros muy sensibles. “En algunos casos pueden darse también tendencias a las esquizofrenias o a las paranoias. Por eso debe evaluarse en cada situación cuál es el estado mental del individuo que percibe cosas donde otros no”. El niño que algún día seré está exceptuado de tales controles.
Una cara en Marte, la mancha de tinta de Rorschach, el Sudario de Turín… ¡Pareidolias!
El niño que algún día seré “pierde” su tiempo azul amarrando únicamente algodones de cielo. Los libera hipocampos, tiburones, caimanes, dragones. Los comparte. Cada uno vea lo que quiera, lo que pueda. Sobre nosotros, solo el cielo.
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Nefelocoquigia: arte de descubrir formas en las nubes. La nefelocoquigia es una pareidolia, la pareidolia puede no ser una nefelocoquigia.
Pareidolia: fenómeno psicológico por el que un estímulo vago y aleatorio es percibido erróneamente como una forma reconocible.