ASSISI
Yo me senté a esperar la muerte en un rincón.
Le pedí a todos los santos
de mi hemisferio que venga la muerte
y deje de especular
con la esperanza.
Yo me dejé caer los brazos
cuando las palabras no alcanzaban para implorar
más vida.
Yo me enojé
con las tormentas
y con la felicidad
de los injustos.
Yo maldije las victorias de los miserables.
Y no alcanzó.
Yo busqué
entre los recovecos
de la memoria del cuerpo
la luz que nos hacía
renacer.
Yo miré el cielo
y estuve agradecida
de su color.
Yo pregunté al cosmos por qué tanta vida prematura.
Y por qué el dolor.
Yo me entregué
en cuerpo y alma a la fe de un Dios
que tiene cuerpo
de mujer.
Yo abracé la memoria y me enojé con lo efímero.
Yo maldije una
y mil veces
en pesadillas
con los ojos abiertos.
Yo me aferré a la calma y acuné mi propio dolor.
Me encantan todo lo que he visto.