¿SABÍAS QUE EN SAN LUIS SE FABRICARON DISKETTES?

En la década de 1980 la empresa argentina Medios Magnéticos San Luis se propuso iniciar la fabricación de diskettes de 5 y 1/4. Para montar la planta en el parque industrial de la capital puntana, contrataron en el año 1985 al ingeniero Roberto Jury, quien entonces se desempeñaba en el cargo de Secretario General de la Universidad Nacional de San Luis. En esta nota reconstruyo parte la historia de Medios Magnéticos San Luis a través del lente de Roberto Jury, quien entusiastamente accedió a relatar aquella iniciativa que suma una nueva fotografía al álbum de la historia de la informática en Argentina: un álbum rico, tras de la recuperación de la democracia, tanto en proyectos académicos para el desarrollo de la informática como en emprendimientos ligados al complejo electrónico-informático.

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Durante la largo período de la última dictadura militar que asoló a la República Argentina (1976-1983), los sectores productivos relacionados con el desarrollo de la informática recibieron escaso o nulo apoyo por parte del gobierno. La política económica liberal instaurada a partir de 1976 estuvo presidida por un marcado estímulo al desarrollo de sectores financieros, la apertura irrestricta a los mercados internacionales, y altas tasas de interés. Un caso testigo para ilustrar el efecto generado por este modelo económico fue el desmantelamiento de la Serie 1000, el proyecto iniciado a mediados de 1973 por la División Electrónica de la empresa argentina FATE S.A. para el desarrollo y producción de una micro-computadora que estuviera a la altura del estado del arte de su tiempo. También cabe destacar el caso de Micro Sistemas S.A -cuya fascinante historia fue material de una nota que publiqué en esta revista el año pasado. La empresa cordobesa fabricó su primer modelo de micro-computadora, la MS-101, en el año 1976. Sus directivos plantearon al entonces Ministro de Planificación de la Nación Genaro Díaz Bessone la necesidad de elaborar un paquete de medidas de apoyo al sector productivo que permita morigerar los efectos del plan económico instaurado por el gobierno de facto. Atendiendo a esta demanda, se elaboró un plan quinquenal. El plan fue rechazado por Martínez de Hoz, y Bessone removido de su cargo.
Tras el regreso de la democracia, el Presidente electo Raúl Alfonsín nombra a Manuel Sadosky al frente de la Secretaría de Ciencia y Tecnología. Sadosky había adoptado una postura fuerte en defensa de la soberanía tecnológica en la región y la democratización de la informática, de manera que la decisión de nombrarlo Secretario en Ciencia y Tecnología era un indicativo claro en dirección al desarrollo nacional de la informática. Esto se vio plasmado no sólo en la variedad de proyectos académicos de desarrollo informático impulsados por Sadosky junto con Rebeca Guber –asesora de la Secretaría y a quien en abril de 2021 le dediqué una sentida nota con motivo de su fallecimiento– , sino en la decisión de implementar un sistema conveniente de tarifas ligado a un esquema de promoción industrial para el complejo electrónico-informático. La política de promoción industrial surge en el marco de las definiciones de políticas nacionales para el complejo electrónico-informático elaboradas por la Comisión Nacional de Informática (CNI). La CNI fue creada en 1984 y estaba integrada por representantes del área de Comercio, Industria, Ciencia y Técnica.
La política de promoción industrial formó parte de la agenda del sector informático del país; involucraba a empresas, representantes de grandes corporaciones, colegios de profesionales y partidos políticos. En este contexto complejo, mas de renovada esperanza para el desarrollo de la informática, la empresa Medios Magnéticos San Luis decidió expandirse y sumar a lo que era su línea de producción de bobinas magnéticas de audio la fabricación de lo que en aquellos años representaba un insumo fundamental para el desarrollo y la práctica de la informática: el diskette de 5 y 1/4.

La voz de Roberto Jury
Roberto no trabajó en la empresa desde sus inicios, y el dato preciso de cuándo Medios Magnéticos empezó sus actividades no es claro: “a principios de los ‘80”, respondió cuando le consulté. Recordó de inmediato un nombre, el de Axel Hemilsen, fundador de la empresa y quién sabía cómo fabricar cinta magnética: “(…) era un individuo raro; extremadamente inteligente y muy buena persona; tenía esa cosa de soñador, y fue él, acá en Buenos Aires, quién desarrolló una cinta magnética”. Según Roberto la producción de cinta magnética es un proceso complejo y supone dos grandes desafíos: uno relacionado con la pintura magnética, la cual se tiene que orientar adecuadamente frente a la presencia de un campo magnético para poder reproducir aquello que recibe; otro, la implantación sobre el plástico, i. e., sobre la cinta que se desplaza sobre el casette. La empresa desarrollaba cinta de excelente calidad, asegura Roberto. Se producían bobinas de un metro de diámetro; se colocaba luego la cinta sobre una máquina de pintado –debían ser homogéneamente pintadas las cintas; luego pasaban a un horno que evaporaba el solvente; y cuando llegaba al extremo del horno, se volvía a bobinar la cinta; finalmente, se cortaba con el tamaño de la cinta de audio (de 3 mm. aproximadamente) y se hacían unas “tortas” (bobinas) de 2500 metros de largo. Los primeros pasos del proceso de producción se hacían en una planta en Don Torcuato, provincia de Buenos Aires. El corte de las bobinas para producir las tortas, en las afueras de la ciudad de San Luis, donde estaba ubicado el parque industrial. La empresa se instaló allí porque la provincia ofrecía ventajas competitivas ofreciendo a la industria importantes exenciones impositivas. Desde San Luis también se vendía la cinta a las grabadoras. La cinta, afirma con énfasis una vez más Roberto, era de excelente calidad y los controles de calidad, muy estrictos: “así se manejaba Axel”. Antes de la comercialización, las bobinas se llevaban al INTI, donde se hacían análisis en función de estándares internacionales. La mayoría pasaban, y frente a un problema –por ejemplo, que el coeficiente de dilatación de la cinta exceda el carrete en la que se monta–, las cintas se tiraban. “Grandes y pequeñas grabadoras compraban nuestra cinta”, comenta Roberto. En la fábrica de San Luis había además una máquina inyectora de plástico. La empresa empezó entonces a producir el casette virgen. Habían comprado la marca Winco, la de los famosos reproductores de vinilos. También hacían casettes, a pedido, para grandes clientes, por caso, Musimundo: “se los dábamos y ellos ponían un papel celofán con la marca Musimundo”. La empresa trabajaba realmente bien, comenta Roberto, de manera que decidieron la un salto.

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A Roberto lo contratan en 1987 luego de que directivos de la empresa compraran en EEUU una planta para empezar a fabricar diskettes. La planta, debido a problemas administrativos, estuvo algunos años varada en el puerto de Buenos Aires. Hasta ese entonces Roberto era Secretario General de la Universidad Nacional de San Luis. Antes había trabajado en el Laboratorio de Electrónica de la UNSL con microprocesadores. Cuando aparecieron los contenedores en San Luis hubo un gran despliegue. Roberto recuerda que todo llegó sin ningún tipo de orden o inventario. Había piezas muy grandes como balancines para cortar los diskettes con precisión. La situación era problemática en más de un sentido. ¿A dónde desembarcar el material para armar la planta? El lugar debía tener un resguardo especial, no debía entrar polvo mayor a cierta granulometría, se debía acceder con barbijos, en fin: se necesitaban estrictas condiciones de higiene para montar una planta de ese tipo. Según Roberto, el panorama no era muy alentador. Sin embargo se procedió con el desembarco. Abrieron las enormes cajas donde estaban las máquinas: “era un verdadero desastre… no había ninguna indicación de lo que había adentro, lo había vendido [refiriendo al material para armar la planta] un chatarrero. Pensé: a estos tipos los engrupieron”. Para reforzar esta hipótesis Roberto comenta que dentro de las cajas estaba lleno de preservativos. Recuerda que fueron tiempos difíciles, “había máquinas tiradas por todos lados, algunas cosas andaban, otras no; había problemas de frecuencia y de tensión”. Con mucho esfuerzo, Roberto logra armar una línea de producción de diskettes. Al final de la línea de producción estaban las máquinas probadoras. Máquinas muy sofisticadas, fundamentales para garantizar la calidad del producto, de las cuales no tenía ninguna información: manuales, guías ni nada por el estilo. En ese aquelarre de máquinas, dentro de un cajón, Roberto da con una máquina probadora en perfecto estado y que además tenía el manual de uso. El problema era que la probadora era para diskettes de 8 pulgadas. Utilizó esa probadora, que además era del mismo fabricante que las probadoras de 5 y 1/4, para aprender a dominarla y luego poder pasar a las de 5 y 1/4. El problema, ahora, era a dónde conseguir diskettes de 8 pulgadas. Recordó el nombre de Jorge Vila, un matemático amigo que trabajaba en el Instituto de Matemática Aplicada de la UNSL. Jorge le facilitó varios de esos enormes diskettes de 8 pulgadas, muchos de ellos sin uso. Con la información obtenida del estudio de esa probadora en perfecto estado, Roberto pudo poner en marcha la planta de fabricación de diskettes. La empresa ya había contactado a un vendedor que iba a comercializar los diskettes producidos en San Luis. Se trataba de una producción de momento muy pequeña. La idea era producir a gran escala no el diskette, sino el medio magnético. Ya estaba todo listo, sólo faltaba el corte. Roberto había hecho suficientes pruebas y tenía gran dominio de la técnica de producción. Cuando se estaba por producir el salto, el cambio en el escenario político-económico en el país planteó condiciones muy desfavorables para competir con las marcas importadas que masivamente empezaron a ingresar. Comenzaba una nueva década.

Argentina 1990
El deterioro económico de la empresa se profundizaba. Roberto decide no trabajar más allí: “me empezaron a pagar el sueldo en cuotas”. Axel hacía tiempo que ya no estaba. Los estándares de producción habían decaído muchísimo con su partida. Al deterioro económico le siguió el deterioro moral. Cuenta Roberto que un día le pidieron que bobinara para Musimundo la cinta de casette con el material no aprobado por el INTI –el cual hacía años estaba abandonado en un galpón: “Estábamos perdiendo a nuestro mejor cliente”.

Las malas decisiones de los directivos, la desidia y las desprolijidades ocupan un lugar central en el relato de Roberto. Al finalizar la charla le pregunté cuál fue en su opinión la causa principal del deterioro económico que llevó Medios Magnéticos a la quiebra poco tiempo después de su renuncia. Su respuesta fue contundente: frente a la apertura económica transitada en los primeros años de la década de 1990 era imposible subsistir produciendo diskettes. La empresa estaba en condiciones, con algunos ajustes, de lograr un diskette competitivo en calidad –como lo fue el casette de audio–, pero de ninguna manera hubiera podido ser competitivo en precio. Esta es la opinión de un ingeniero cuya generación fue formada para investigar y desarrollar tecnología desde la periferia.

Bibliografía consultada:
– Aguirre, J., Carnota, R. (2009) Los proyectos académicos de desarrollo informático durante el retorno democrático argentino de 1983 y su proyección latinoamericana. Aguirre, J. y Carnota, R. (compiladores): Historia de la informática en Latinoamérica y el Caribe: investigaciones y testimonios. Editorial UniRío. Río Cuarto (2014) 197–218.

– Bianculli, K. (2022). Mundo Informático: Una mirada sobre los años de promoción de la industria micro-electrónica del alfonsinismo. Memorias De Las JAIIO, 8(9), 12-24. Recuperado a partir de https://publicaciones.sadio.org.ar/index.php/JAIIO/article/view/378

– Nochteff, H. A sectoral approach to changing technological behaviour: weaknesses of Argentina’s electronics and informatics policy. M. Bastos y Cooper, Ch. (eds): Politics of technology in Latin America, Routledge (1995) 137–172.

– Sadosky, M. Esperanzas y amenazas del progreso científico y tecnológico en los países dependientes. Aguirre, J. y Carnota, R. (compiladores): Sadosky por Sadosky. Vida y pensamiento del pionera de la computación en argentina. Fundación Sadosky (2011) 191–2018.

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