SOY UN PUNK DE BARRIO, UNO MÁS DE LA ESQUINA
En su libro “Escupida de fernet”, Facundo Vidal traza la historia del punk en Córdoba, con las voces de varios de sus protagonistas.
El 30 de noviembre de 2001, las radios de Córdoba comenzaban sus programaciones matinales con sentidas despedidas y homenajes a George Harrison, fallecido el día anterior. Habría que hacer una muy rigurosa investigación de archivo para saber si algún medio, en algún momento, le dedicó algo de tiempo o espacio a otro hecho importante que ocurrió en el ámbito de la música el mismo día que murió el ex Beatle: la noche del 29, Dead Kennedys, una de las agrupaciones más legendarias del punk estadounidense, debutaba en Córdoba con un show en Casa Babylon.
Lo anterior grafica de alguna manera el lugar que siempre tuvo el punk en la Docta: un movimiento alternativo (cuando no lisa y llanamente marginal), reconocido por sus seguidores entusiastas pero con poca presencia en los medios de mayor llegada, salvo alguna presentación de disco particularmente importante o una colaboración con grupos o artistas de Buenos Aires. Eso hizo que la gran mayoría de nombres del punk cordobés cayeran en el olvido, salvando a los pioneros –como PAX o Los Viejos Putos– o aquellos que lograron algo parecido a una carrera (como Los Bastarddos o Astenia).
Facundo Vidal, un fan cordobés del género (hoy radicado en Posadas), reunió todo el material que encontró para darle forma a Escupida de fernet (Liburu Urdina Ediciones), un libro que repasa esa historia con lo poco que encontró en el camino, sumado a charlas que mantuvo con sus protagonistas, aprovechando el tiempo que le dejó la cuarentena.
“Sí, hay muy poco material de archivo. Vi algunos documentales y leí algunos libros, pero tratan de modo un poco superficial al punk de Córdoba”, remarca Vidal. “Mencionan a Los Bastarddos o historias personales en referencia al punk, pero no van muy a fondo. Así que no hubo libros en los que me haya apoyado, fui por las voces de los que protagonizaron la movida, y así fui armando de a poco el libro. Ya varios protagonistas me escribieron para agradecerme, eso me puso contento”.
-¿Cuál fue tu banda preferida del punk cordobés?
-Los Bastarddos me gustan mucho. Soy de San Vicente y ellos son de Empalme, así que casi que fuimos vecinos. Siempre hicieron un punk rock que fue de frente, además de que ellos son muy humildes, nunca dejaron de ser unos pibes de barrio. Eso siempre suma para que te guste una banda, ¿no? Y voto también por los Pinipunks, la banda de Tocarli Medina.
-Si tuvieras que destacar el momento más punk que tuvo Córdoba, ¿cuál elegirías?
-Yo lo viví por el 2002, 2003. Había muchos recitales los fines de semana en lugares como Malagueño o La Calera, había muchas bandas para ver. Y en Córdoba estaba el viejo Captain Blue. Tocaban Herederos, Maltrato, Spiritual Punk, Gas Letal, 250 Centavos, bocha de bandas. En Diógenes se hacía un festival que se llamaba Dios Salve a la Cresta. Elijo esa época. Me parecieron años muy significativos para el punk cordobés.
-Es una pena que en Spotify o YouTube casi no haya material de las bandas que mencionás en el libro.
-Es cierto, hay muy poco material. De muchas de las bandas que nombro, como Daño Cerebral o La Estafa, fueron ellos mismos los que me pasaron las letras de las canciones, porque no estaban en ningún lado. También me pasó con PAX, que fue el germen del punk en Córdoba: el propio Jorge Imberti me pasó algunas cosas. No hay nada en internet. Y para el armado del libro eso fue clave, lo que me pasaban los integrantes, para entender a qué apuntaba cada banda con sus letras. De Los Bastarddos sí hay material en la web, porque ellos mismos se encargan de subir cosas. Creo que incluso planean reeditar su disco “Anarquía o Rebeldía”.
-250 Centavos se transformaron en una banda de cuarteto y uno de los integrantes de Astenia ahora hace trap. ¿Te parece que en esos géneros está ahora la energía del punk?
-Los 250 siempre se declararon cuarteteros. De hecho, en vivo solían tocar covers de La Mona. En Córdoba y en Santiago del Estero se da un fenómeno curioso: hay músicos que son metaleros o punks y al mismo tiempo les gusta el folklore tradicional o el cuarteto clásico. Está muy bueno eso, pero no sé si el punk pudo haberse mudado a otros géneros, yo creo que es una actitud de vida: voy a hacer lo que siento. Por ejemplo, en una época Herederos tocaba “El Rock del gato”, de los Ratones Paranoicos, que era una banda stone, y siempre existió una rivalidad estúpida entre los stones y los punks. Que la tocaran ellos siempre me pareció muy punk de su parte. A mí me gusta que hayan formado Monada, también me gustaría que volvieran con 250 Centavos. Y con respecto a lo otro que nombrás, no sabía que uno de los Astenia ahora hacía trap. Pero me parece que es algo más del momento. No sé si de acá a 10 años alguien recuerde el nombre de una banda de trap, pero estoy seguro que se va a acordar de una banda de punk.