REFLEXIONES NIHILISTAS

Se le hace difícil a la gente eficiente, justa o solidaria, comprender esto:

No deben ser comprensivos con todo y todos. No deben comerse injusticias sin quejarse. No tienen que tomar como propias las responsabilidades ajenas. No hay por qué sufrir gratis.

Priorizarse. Protegerse. Valorarse.

En lo laboral, nadie va a valorar eternamente tu constante sufrir, tu capacidad de resiliencia, y mucho menos va a pagar más por ello. Lo más seguro es que te pague lo mismo y se ahorre el costo de contratar dos o tres personas más. “Managment tip”.

Y así perdés tiempo y calidad de vida, y ganás angustias.

No todos son así, dadores de más. No todos esperan eso de vos, tampoco.

Lo que otro no cumple o realiza por desinterés o irresponsabilidad, no es tu misión dejarlo listo para que el sistema no sufra. Lo ideal es que lo sufra, para que el sistema se autocorrija. Así funciona la evolución y la innovación.

¿Sos el único en la oficina que absorbe tareas que otros hacen mal, tan solo para que la empresa no pierda capacidad de respuesta y performance?

¿Sos el que se indigna porque funcionarios y empresarios corrompen cada vez más el sistema político y económico, pero nunca hacés una denuncia o visibilizás tu queja donde ellos puedan notarlo?

¿Sos el que aunque te den un mal servicio o producto en una empresa, no te quejás y aceptás pagando el precio como si estuvieses de acuerdo que sea así?

¿Sos el que siempre vive para los demás y estando disponible a sus requerimientos y necesidades, sin pedir nada a cambio, pero que cuando sos vos quien necesita esa ayuda nadie aparece a tenderte la mano?

Si tu respuesta es sí a todas las preguntas. ¿No sos el que tiene que sentirse más bien un estúpido, antes que una buena y desinteresada persona?

Sí. Lo sos.

Me costó vida. Me costó tiempo de calidad con mi ex y mi hija. Me costó años de angustias y esfuerzos sobrehumanos destacarme profesionalmente, demostrando “know how” y performance de excelencia.

Me costó demasiado para no poder cobrarla. Ni en cash ni en satisfacciones ni momentos memorables.

Restamos más de lo que sumamos cuando anteponemos a los demás siempre. Ni hablar de que la sensación al final del día es de agobio, y sentirte en extremo un verdadero pelotudo.

Moraleja:

Las irresponsabilidades ajenas son tan importantes como lo que te afecta un choque de átomos en estado gaseoso en una luna de Júpiter.

Hacé las cosas por vos y dentro de tu círculo de íntimos, que el mundo se acomoda solo, las cosas fluyen y las consecuencias dañinas, se sortean.

No es egoísmo. Es instinto de supervivencia y eficiencia dinámica.

Quizás así arribes a la Sabiduría. Esas epifanías que vienen de la experiencia.

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