REBECA GUBER: NUESTRA ADA DE LA INFORMÁTICA

En esta nota quiero hablarles de Rebeca Guber, matemática argentina nacida en el año 1926, pionera en las ciencias de la computación en Argentina y pieza clave para impulsar el desarrollo de las ciencias desde los distintos espacios institucionales que ocupó. Recorrer la vida de Rebeca significa también recorrer la historia institucional de la computación en Argentina, una historia de luces y sombras de ningún modo exenta de las tensiones y contradicciones de la historia social y política de nuestro país. Por razones de espacio, no haré una exhaustiva biografía de su persona; optaré antes bien por destacar su impronta en la creación y desarrollo de dos instituciones científicas que propiciaron un fuerte impulso al desarrollo de la informática en Argentina, a saber: el Instituto de Cálculo y la Escuela Superior Latinoamericana de Informática.

La creación del Instituto de Cálculo

Con la creación del Instituto de Cálculo (IC) en el año 1957 Argentina inició un temprano y destacable proceso de tecnologización. Tras una licitación internacional, el IC realizó la compra de la primera computadora de nuestro país. El 24 de noviembre de 1960 arribó Clementina (así fue apodada por el Instituto) a la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA. Acudían investigadores, docentes y profesionales de toda la región. Clementina fue no sólo una potente herramienta para realizar tareas que por otro medio hubieran demandado mayor tiempo y esfuerzo; fue ante todo el centro gravitatorio de actividades de investigación de vanguardia en las ciencias de la información, un ámbito incipiente que ya se proyectaba como la ciencia del mañana y en el que Argentina aspiraba a construir las bases sólidas para un desarrollo con sentido nacional. Rebeca Guber, la única mujer inscripta en la carrera de Matemática de la Universidad Nacional de La Plata -donde obtuvo su doctorado en diciembre de 1949-, tras 10 años de estar abocada al dictado de clases particulares, encontró en el IC un espacio propicio para ejercer su capacidad, su rigor científico y formativo, y para desarrollar su notable espíritu emprendedor.[1]

El IC fue la expresión clara de un momento de florecimiento de la ciencia Argentina.[2] Rebeca Guber sería designada Secretaria Técnica, y desde ese lugar impulsó los variados proyectos que se desarrollaron en la década del 60 en el IC. Miguel Jacovkis señala que se comprometió particularmente con el proyecto COMIC, para la creación de un lenguaje de programación ajustado a las necesidades del IC que pueda reemplazar al lenguaje original de Clementina (llamado “Autocode”). Toda la investigación en marcha, así como los sueños del IC, acabarían con la llegada del golpe de estado del año 1966. La noche del 29 de julio de ese año (conocida como “La noche de los bastones largos”) las fuerzas represivas ingresaron a la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales y detuvieron violentamente a docentes y estudiantes del IC. Con el Instituto desmembrado, se inició un proceso de migración de los más destacadxs formadorxs de la informática de nuestro país al sector privado o a centros de altos estudios en el extranjero. Rebeca Guber, junto con su esposo y otros colegas, fundaron una consultora que hasta mediados de la década de 1970 realizaría trabajos afines a los emprendidos en el IC. Un nuevo golpe de estado interrumpió la vida democrática de nuestro país en marzo de 1976. Durante los 7 años de la dictadura cívico-militar Rebeca Guber permaneció exiliada en Venezuela, donde fue coordinadora del Departamento de Matemática de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Central de Venezuela en Caracas. No sólo su posicionamiento político, así como el de varixs de sus colegas del IC -afiliados muchxs de ellxs al partido comunista- representaba una amenaza para la dictadura genocida. También resultaba una amenaza la perspectiva soberana de desarrollo científico que encarnaba el espíritu del IC. Las políticas neo-liberales llegarían con sangre a la región, y de la mano de un elenco de gigantes de la tecnología informática.

Un ligero ex cursus: el discurso del IBI

El Intergovernmental Bureau for Informatics (IBI) nació a principios de la década de 1970 atendiendo a las necesidades de los países denominados del tercer mundo con el objetivo de lograr un posicionamiento de relativa dignidad de nuestra región frente a la amenaza que ya que suponía el flujo de datos transfronteras que ese nuevo fenómeno tecnológico, científico, económico y social llamado Informática estaba haciendo posible. Como afirma Carnota:

“Una de las cuestiones que se puso en evidencia en esos años fue la porosidad de las fronteras nacionales y, en definitiva, de la concepción de soberanía nacional, a partir de la combinación de informática y comunicaciones”. (Cf. Carnota 2008, 97)

Entre 1978 y 1986 el IBI desarrolló diversas actividades, muchas de ellas dirigidas a la formación tecnológica, atendiendo al déficit de personal capacitado de nuestra región. Otras actividades apuntaban a definir y comunicar la línea político-tecnológica en congresos, conferencias, revistas especializadas, etc. El énfasis estaba ante todo puesto en la integración regional, en los riesgos de la dependencia tecnológica, y en la necesidad de una sólida cultura tecnológica que pueda resistir “(…) la condición de receptores pasivos que promueven las corporaciones”. (Cf. Carnota 2008, 99) Estaba en ciernes la noción de ‘usuario’, hoy ampliamente instalada en el imaginario tecnológico de nuestro siglo. El IBI se disuelve hacia fines de los 80 ante la salida, instada por la presión de grandes corporaciones, de los países miembro de mayor peso.

La Escuela Superior Latinoamericana de Informática desde adentro

Rebeca Guber regresó al país meses antes de la asunción el 10 de diciembre de 1983 de Raúl Alfonsín. Habían transcurrido casi 18 años desde la disolución del IC, pionero en la investigación informática en la región. De estar a la cabeza, nuestro país pasó a ser la cola del desarrollo informático. Alfonsín creó la Secretaría de Ciencia y Tecnología y designó como secretario a Manuel Sadosky, un indicativo claro de la recuperación del valor social de la ciencia y la tecnología. Sadosky nombró a Rebeca Guber como asesora de la Secretaría; luego, entre 1986 y 1989, estaría al frente de la Subsecretaría de Coordinación Operativa. La iniciativa de mayor audacia, y que mayor impacto tendría con el paso del tiempo en nuestra historia institucional de la computación, fue la creación de la ESLAI (Escuela Superior Latinoamericana de Informática). Se trataba de una escuela de altos estudios financiada en parte por la Oficina Intergubernamental (UNESCO). Ingresaban estudiantes de todo el continente provenientes de las carreras de matemática, física o ingeniería, becados por tres años y nucleados en una vieja casona ubicada en el parque Pereyra Iraola, en las afueras de la ciudad de La Plata. El “Balseiro de la informática” formó a quienes aún hoy son referentes de ese campo en nuestro país. La crisis inflacionaria desatada en el año 1989, y los nuevos ‘compromisos’ asumidos por el gobierno entrante de Carlos Menem, irían rápida y sostenidamente desfinanciando la ESLAI, la que terminaría siendo, a fines del año 1990, lo que había sido antes del regreso de la democracia: una vieja casona abandonada.

Mientras organizaba el material para la presente nota, mantuve un rico intercambio por mail con un becario de la tercera y última camada de egresados de la ESLAI, el profesor Javier Blanco.[3] Javier destaca que se trató de una experiencia “importante y singular”. Recuerda con mucha nostalgia la intensidad de la vida académica, mas también afectiva, que suponía la convivencia entre colegas, así como la vigencia de los vínculos entablados durante esos años. En el último intercambio discutimos el documental dedicado a la ESLAI estrenado en el 2015 por TecTV (A hombros de gigantes: ESLAI). Javier plantea la necesidad de releer la historia de la computación con un lente nuevo:

“Me quedé pensando en la necesidad de ver el documental y la historia que cuenta desde una perspectiva de género, notando cómo Rebeca misma aparece invisibilizada frente a la imagen de Sadosky (…), pese a que fue Rebe quien llevó adelante el proyecto ESLAI de manera concreta y cotidiana (Jorge Vidart era el director y Armando Haeberer, de quien fui luego muy amigo, el director alterno, pero Rebeca era quien hacía posible todo ‘desde arriba’)”.

El IC y la ESLAI representan, en total, 15 años de la historia institucional de la computación en Argentina. Un suspiro que despierta suspiros; sin duda, una parte significativa del ADN de nuestra ciencia. Ada Lovelace, la mujer que en el siglo XIX -junto a Charles Babagge- emprendió el diseño del un ‘motor analítico’, creó en ese marco lo que puede ser considerado como el primer programa computacional. Nuestra Ada de la informática hizo posible el primer lenguaje de programación, el COMIC, un lenguaje ajustado a los fines e intereses nacionales. Fue quizás, como indicó Javier por mail, la persona más influyente de la Ciencia y Técnica desde que se creo la Secretaría (hoy de nuevo Ministerio). Hasta poco antes de su fallecimiento, a fines de agosto del fatídico 2020, como miembro del Directorio de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, Rebeca revisaba escrupulosamente cada proyecto: “No se le escapaba ni una coma”, afirma Miguel Jacovkis en una reciente publicación.

La historia de la computación en Argentina tendrá que ser una historia de la resistencia al poder corporativo, y con ello, una historia -o más bien, una deconstrucción- de la noción de ‘usuario’; mas ante todo, tendrá que ser una historia emancipatoria y, por qué no, feminista de la ciencia y de la tecnología.

Referencias

Carnota, R. (2008), La Informática como fenómeno social: la tratectoria del IBI.

En Epistemología e Historia de la Ciencia, Horacio Faas y Hernán Severgnini (eds),

Cordoba (Argentina).

Sadosky por Sadosky. Vida y Pensamiento del pionero de la computación en Argentina

Carnota y Borches (compiladores), Fundación Sadosky, Bs. As. (2011)

Murió Rebeca Guber, una de las matemáticas que puso en marcha la primera computadora.

En https://www.pagina12.com.ar/288045-murio-rebeca-guber-una-de-las-matematicas-que-puso-en-marcha.


[1]    De sus años previos a su actividad en el IC se destaca el libro de Cálculo diferencial e integral escrito en co-autoría con Manuel Sadosky, un material de estudio que aún hoy es utilizado en la formación de ingenieros.

[2]    Alcanza con mencionar a figuras como Houssay, Leloir y Milstein.

[3]    Javier Blanco es Doctor en Ciencias de la Computación, docente de la FAMAF, actual Secretario General del Sindicato de Docentes e Investigadores de la UNC, y director de la Maestría en Tecnología, Políticas y Cultura de la misma Universidad.

Dejá una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.