¿ES NECESARIO ESTUDIAR FOTOGRAFÍA?

A los 14 años, algunos audaces me decían que cualquiera saca buenas fotos, que no hacía falta estudiar fotografía, que el instante y la velocidad de la reacción al hacer click, era “ lo realmente importante”.

Pero no me cerraba, había algo más entre las fotos fascinantes que me gustaban y las “mejores” que podía llegar a sacar yo.

A esa edad decidí sacar buenas fotos, e hice diversos cursos de fotografía.

En el lapso de unos tres años pasé por seminarios breves de Composición. Revelado Blanco y Negro. Iluminación para el retrato. Abstracción entre fondo y forma en fotografía, etc. Una especie de ABC de la Fotografía.

¿Saco buenas fotos?

No sé. Quizás.

Me incentivó mi madre a hacerlo, como cada uno de los caminos artísticos que con mi inquietud adolescente quería tomar, y que financiaba con su sueldo de enfermera. (Dibujo – Fotografía – Programación).

Muchos años y miles de fotografías después, puedo con experiencia afirmar que estudiar revelado, composición, técnica y física óptica, analizar y copiar a los maestros, o romper las reglas clásicas para experimentar nuevos caminos, no te hace “Un Fotógrafo Groso”.

Tampoco te hace groso no estudiar nada de eso.

La sensibilidad de las personas es muy individual y subjetiva.

Puede estar más acentuada y motivada a fotografiar algo que ama, le interesa o le gusta, y hacerlo bien. Sean niños, mascotas, naturaleza, paisaje, comida, personas.

Y tal vez habrá suerte, o asistencia electrónica, para que la foto casual le salga “buena”.

Luego de muchas prueba y error, se formará una curva de aprendizaje donde efectivamente sabrá lograr buenas fotos.

Sin embargo, estudiar todo ese ABC de la Fotografía sí te asegura sacar muchas más fotos buenas.

Te da el “know how” del resultado, con lo que si te tirás al piso para buscar un encuadre es porque sabés de antemano que la perspectiva, las fugas y tal vez el contraluz van a relatar y conmover más de acuerdo al lente que tenés.

No probás tanto, solo creás.

Y ahí es ARTE.

Crear, sin contemplar la técnica.

Tan solo porque la técnica ya está asimilada por tu mente. Es tu herramienta.

Podés crear la realidad o un símbolo onírico, pero aunque no se entienda tu intención o tu motivación, la foto será buena para la mayoría solo si está bien sacada.

Con criterio, pasión y know how. Eso que le llaman amor, si lo preferís así.

Si bien fue por la ilustración y la fotografía en lo que mi vocación artística se inclinó primero, luego mi carrera fue por el lado audiovisual.

28 años ahí.

Me hice camarógrafo, editor, animador 3D, artista de post y hoy soy director.

Hoy hago pocos trabajos de fotografía, encargos específicos.

Pero aunque pasen años sin sacar una foto, nunca, jamás, dejás de ser fotógrafo.

Por el simple hecho que la luz es magnífica al ilustrarnos el mundo.

Somos seres con ojos, esos sensores sensibles a esa porción del espectro electromagnético que llamamos luz. Nuestra cultura y lugar de nacimiento puede quizá moldear qué cosas nos conmueven más que otras. Qué pensamientos o memorias excita una imagen impresa fuera de su contexto o realidad.

Pero lo real es que las fotografías que tomás son más hermosas cuando entendiste qué y cómo va a hacer la luz, su magia.

Fotografía proviene del griego phōs, «luz», y graf, «rayar, dibujar, escribir».

En conjunto, significa «escribir/grabar con la luz».

Su etimología nos ilumina literal y metafóricamente en el concepto de que sin entender cómo funciona la luz, y consecuentemente las sombras, no podemos pensar que sabemos seriamente cómo retratarlas o ilustrarlas. Hacerlas dar un mensaje. Conmover.

Solo apretamos oportunamente un botón en una cámara y la foto salió bien. O mal.

Y crear obras de arte es otra cosa.

Ser un artista consiste en estar motivado por una pulsión interior que llama a su expresión con las herramientas que mejor sabemos usar.

Es arte si nos convoca a contemplarlo. Nos conmueve. Nos modifica. E inspira.

Sí. Es mejor estudiar.

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