CÓMO ELEGIR PSICÓLOG@

 

A la hora de iniciar un tratamiento terapéutico, por lo general much@s de nosotr@s recurrimos a la cartilla de prestadores de la Obra Social o Prepaga. Es una buena opción ya que no todos pueden afrontar el pago de sesiones de manera particular. Los manejos del dinero son cuestiones muy personales, pero nos es habitual destinar plata para actividades deportivas, recreativas, y la Salud Mental queda, en muchos casos, relegada o destinada al azar en la elección del/la psicoterapeuta. Pues bien, hay cosas fundamentales a tener en cuenta que no todas las personas las saben, (no tienen porqué saberlas tampoco) y pueden ser determinantes a la hora de que una terapia sea fructífera o fracase. Hay más de 250 tipos diferentes de psicoterapias, más de 400 técnicas. Es importante rescatar que un profesional de la salud mental no debería basarse en motivos personales o confiar plena y únicamente en su “ojo clínico”, sino tener en cuenta la evidencia científica. La Psicología es una ciencia con un objeto de estudio (complejo y de difícil definición y delimitación), posee métodos y técnicas.

 

No todos l@s psicólog@s trabajan desde el mismo marco teórico.

El “modelo teórico” es un conjunto de supuestos que guían al profesional de la salud mental para llevar a cabo su práctica clínica (en un consultorio). Si bien tod@s los terapeutas trabajamos para aliviar síntomas, aminorar el sufrimiento y velar por la Salud Mental, no todos trabajamos de la misma manera. Depende cual haya sido nuestra elección a la hora de formarnos o especializarnos. Si bien las universidades argentinas tienen una fuerte formación psicoanalítica, no es la única corriente que conocemos y utilizamos los psicólog@s a la hora de trabajar con un paciente. Acá suele surgir la primera confusión. Cuando una persona se “psicoanaliza” quiere decir que su psicólog@ utiliza al Psicoanálisis como marco teórico o corriente psicológica. Si bien es imposible controlar todas las variables a la hora de elegir profesional, hay datos que pueden ayudarnos teniendo conocimientos básicos de ante mano. Por lo que es importante averiguar qué corriente utiliza quien puede ser la persona a quien vamos a depositarle la esperanza de resolver conflictos o sentirnos mejor. Algunos de los modelos teóricos más frecuentes y difundidos en nuestro país son:

 

Modelo o corriente sistémica: es una corriente muy útil para terapias familiares. Los síntomas para esta teoría serían una expresión de la función familiar. El objetivo del modelo sistémico es cambiar patrones disfuncionales de interacción familiar.

 

Modelo psicodinámico. Psicoanálisis: creada por el emblemático médico vienés Sigmund Freud quien revolucionó al mundo al afirmar que una parte de nuestra psiquis es inconsciente. No contento con haber sacudido al mundo de la medicina al decir que “no somos los amos en nuestra propia casa”, es decir, no somos amos de nuestro psiquismo, hay cosas en él que desconocemos y a los que no podemos acceder sin un abordaje psicoanalítico, echó más leña al fuego al asegurar una verdad ineludible: existe una sexualidad infantil, un verdadero escándalo para la época. Ese inconsciente o “ello” (como lo llamó en postulados posteriores) es reservorio de pulsiones, deseos, instintos que pugnan por hacerse consciente, intentando atravesar la barrera de la represión. Son los psicoanalistas quienes interpretan sueños, actos fallidos, chistes, olvidos. Es justamente al Psicoanálisis a quien le debemos términos que ya quizás hayan escuchados, al ser el sistema psicológico más difundido (y antiguo) del mundo. Algunos de ellos son: “Neurosis”, “Complejo de Edipo”, “líbido”, “Incosciente, Precosciente y Consciente”, “Ello, Yo y Súper yo”. En líneas generales, muuuy generales, prestan especial importancia a los hechos sucedidos en nuestra infancia y al síntoma.

 

Terapia lacaniana: estos profesionales realizan su trabajo clínico siguiendo a la reelaboración del Psicoanálisis de Freud llevada a cabo por Jacques Lacan. Una gran parte de los psicoanalistas actuales son “lacanianos”. Para Lacan, estos instintos reprimidos en el inconsciente de los que hablaba Freud, adquieren características de orden lingüístico afirmando “el inconsciente está estructurado como leguaje”. Esta teoría es teóricamente muy compleja, pero en líneas muy generales, (otra vez: muuuuy generales), interpretan al individuo desde la simbolización, desde sus palabras y su relación con el lenguaje. El Psicoanálisis no habla de “individuos”, habla de “sujetos” haciendo referencia a nuestra sujeción al lenguaje. Para los psicoanalistas las palabras poseen gran importancia, el paciente tiene que “hablar”. Los silencios y faltas de intervenciones de los analistas provocan en algunos pacientes ansiedad o la idea errónea de que el profesional “no está haciendo nada”. Claro que está haciendo, está analizando. Interviene cuando cree que es necesario basado en teorías y postulados firmes, y repito aquí, no todas las corrientes son para todos los pacientes. La terapia lacaniana desde el lugar del paciente, despierta fuertes adeptos como así también desertores. Es difícil que alguien que pasó por este tipo de análisis no entre en alguno de estos dos grupos. Psicoanalizarse es un camino efectivo, largo y hay que transitarlo.

 

Terapia gestáltica: la teoría gestáltica sostiene que el todo es más que la suma de las partes. Esta terapia intenta poner al paciente en un mayor contacto con su ambiente, teniendo en cuenta el aquí y ahora. Se hace hincapié en el modo en el que percibimos la realidad y la necesidad de cambio, reparar “fallos” de la personalidad” para reintegrar a la persona en su totalidad. Los gestaltistas insisten en que para comprender fenómenos de la consciencia, es necesario visualizar el todo y no elementos separados. De esta manera, no hay para esta teoría elementos por separado que actúen por sí, se trata de emergentes de una teoría total. Estos terapeutas suelen pedirles a los pacientes que representen diversas situaciones, por ejemplo entablar un diálogo con ellos mismos utilizando una silla vacía. Esta misma silla puede ser ocupada imaginariamente por personas a las que tenga cosas para decir. También son comunes en los tratamientos los juegos de roles.

 

Terapia cognitiva conductual: Apoyada con los descubrimientos de la informática y las Neurociencias en cuanto al funcionamiento del cerebro humano, trabaja sobre la relación entre pensamiento, emoción y conducta. Para esta corriente el trabajo terapéutico es un hacer en equipo, centrada en problemas específicos y con orientación hacia un objetivo. El paciente enumera a los que considera sus problemas y junto al terapeuta establecen objetivos. La Terapia Cognitiva Conductual se centra en el aquí y ahora, tomando en cuenta al pasado de la persona en situaciones que así lo requieran como determinar el origen de pensamientos disfuncionales, creencias centrales e intermedias consolidadas con anterioridad que nos determinan en el presente. Las sesiones suelen estructurarse de la siguiente manera: control del estado de ánimo, reseña de la semana, control de tareas, desarrollo del plan de la sesión, síntesis de lo trabajado, se asignan nuevas tareas de ser necesario (de acuerdo al caso de cada paciente y a la técnica utilizada según el diagnóstico) y por último se pide feedback al paciente. Utiliza técnicas claras de acuerdo al caso, como técnicas cognitivas, técnicas conductuales o de la terapia gestáltica, de la cual también se nutre.

 

Otra de las cuestiones que son importantísimas para que una terapia funcione es el vínculo que se establece entre el/la terapeuta o el/la paciente. Debemos escoger un profesional con quien se pueda establecer aceptación y confianza mutuas. Desde la Terapia Cognitivo Conductual afirmamos (y esto no es ajeno a otras corrientes), que entre psicólog@ y paciente debe crearse una alianza terapéutica sólida que permita un vínculo positivo de colaboración.

Por último y como aclaración importante: el “coaching ontológico” no entra dentro del campo científico de la Psicología. Sin título ni matrícula habilitante, no son psicólog@s. Tal como aclara la entidad colegiada de la Provincia de Córdoba, los/as instructores de las formaciones en coaching no cuentan necesariamente con formación de grado en Psicología u otras especializaciones relativas. La formación de los coachs se realizan en organizaciones no oficiales y su ejercicio no se encuentra ni reconocido, ni validado por ninguna ley a nivel nacional, provincial o municipal, por lo que se encuadra en el ejercicio ilegal de la profesión.

Para quienes leyeron hasta aquí, espero que este brevísimo resumen sirva para buenas elecciones de profesionales y para tomar conciencia de que nuestra salud mental es igual de importante que la física, si es que cabe esta separación.

 

*Lic. en Psicología. PgDip. Psicología Cognitiva – Conductual. Esp. en Adolescencia.

Los comentarios están cerrados.