Me levanto cada mañana con la promesa de no leer las noticias ni ver las redes sociales hasta después de una taza de café que ponga en alerta mis neuronas, pero caigo.
He abusado de las relaciones de poder. Y de los privilegios. Y he pagado las consecuencias. Aún lo hago. Sí, no lo dudes, tengo los valores trasvestidos. Las luces de la moral…