EL MORBO “MARGINAL”

 

Tortura explícita, coacciones, intentos de violación, travesticidios, violación, trata de personas, discapacitados maltratados, otra violación, empanadas de carne humana, sobredosis, hacinamiento, homofobia, violencia institucional por doquier, miseria, miseria y más miseria. La clase media en pleno siglo XXI, pantalla de por medio, observa la crueldad tal como se practicaba A.C. en el legendario Circo Romano. Épicos gladiadores arremetían contra prisioneros que no tenían demasiadas chances de elegir si participar o no de estos espectáculos de la crueldad. Las peleas entre hombres ocupa la escena deportiva y artística desde el comienzo de los tiempos. Como afirma Gustavo Maure[1],”Ser un perdedor es una de las más caras heridas masculinas y el vencido guarda una asimilación con el sacrificado”…

El Marginal es una serie de difícil adjetivación pero quizás aquel calificativo que mejor le sienta es el de ser provocativa. La incitación en la tira televisiva es un elemento que se repite y se lleva al extremo. Cuadro a cuadro no interroga en forma constante “¿Te animás a ver?” Y cuando creés que ya nada más cruel puede suceder, va y sucede. En su libro “Ante el dolor de los demás”, Susan Sontag afirma al referirse a la fotografía de guerra: …”Lo espeluznante nos induce a ser meros espectadores, o cobardes, incapaces de ver”… En El Marginal aparecen elementos, música, objetos, ciertos personajes, que nos resultan familiares por el hiperrealismo estético de la propuesta. Sin embargo “lo familiar” está extrañado, desdibujado, bordeando lo siniestro, es lo que Freud llama lo ominoso: lo oculto que sale a la luz acompañado de angustia.

La fascinación por el morbo o lo lascivo no siempre es consciente. El detenerse a mirar lo sucedido en un accidente parece a veces ser una fuerza que nos domina. Ante una realidad cruenta, se despierta un alivio inconsciente: “Eso no me está pasando a mí”. La seducción del morbo aparecería como inherente al ser humano. Ya en el 1700 se afirmaba que el sufrimiento de los demás nos deleitaría.[2] Si a esto lo convertimos en una afirmación, nos desliga de toda responsabilidad. Cualquier cosa que se le adjudique a la naturaleza del ser humano, niega la razón, la capacidad de elección, anula el pensamiento crítico. Probablemente un gran número de espectadores de El marginal no se hagan demasiadas preguntas, sin embargo no soy la primera persona a quien esta ficción le despierta grandes interrogantes a los cuales no les encontré aun demasiadas respuestas. ¿Todas las violencias se miran con el mismo desapego? ¿Qué oscuro lugar del espectador quieren interpelar? ¿Reproducen la violencia machista o la ponen en evidencia desde una postura crítica? ¿Qué lugar tiene en la serie la diversidad de género? ¿Llegamos a un grado de insensibilidad tal que semejante inhumanidad no impide empatizar? ¿Tiene que tener una serie de televisión (argentina, con lo que escasean) sí o sí una postura clara? ¿Qué quisieron hacer? ¿Qué responsabilidad asumen sus creadores? ¿Pueden posicionarse desde un lugar de simples realizadores de arte?

La serie que puede verse en Netflix, se titula “El marginal”, entendido como quien está afuera, es apartado, está al borde. La cuestión es que los temas que aborda no son marginales. Podemos engañarnos que lo son, que eso ocurre en una especie de universo paralelo, de Circo Romano de otra dimensión. Sufrimiento extremo, violencia sexual, física, simbólica, psíquica, verbal; estereotipos discriminatorios, estigmatización, consumo problemático, la corrupción como práctica sistemática, la resolución de cualquier conflicto a través de la crueldad, se muestran con una liviandad que espanta.

…“La cotidianidad carcelaria es de una tristeza que asfixia, hay millones de seres humanos allí dentro sometidos a las torturas más inimaginables y oscuras, que ya habían nacido en una clase prisionera de todas las ausencias y que la cárcel sólo continua una pena ya dispuesta previamente al nacimiento.” De “Ojalá algún día”, de César González. (Escritor, director de cine, poeta, guionista y director de fotografía. La cuenta en primera persona)

Y sin más, perdónanos, Foucault…

 

*Lic. en Psicología. PgDip. Psicología Cognitiva-Conductual. Esp. en Adolescencia.

 

[1] El rival interior. Cuadernos de Psicología del deporte N° 56.

[2] E. Burke. (1757) Investigación filosófica sobre el origen de nuestra idea acerca de lo bello y lo sublime

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