CANCIONES QUE MERECEN SER TANGO

Mauricio Pregot es violinista, docente, director musical y arreglador. Formado en el Conservatorio Provincial de Música de Córdoba Félix T. Garzón, se especializó en Lenguaje Musical del Tango y sus variantes estilísticas en la célebre Orquesta Escuela de Tango Emilio Balcarce de la Ciudad de Buenos Aires, con la dirección musical del maestro Víctor Lavallén. Actualmente cursa la carrera de Licenciatura en Composición Musical en la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Córdoba y la Tecnicatura Superior en Violín en Collegium.

La Pregot Sexteto es su proyecto personal, en donde se desempeña como intérprete, director y arreglador. Una formación tanguera autogestiva que se planta con un sonido contundente y una mirada profunda y actual sobre el presente del género. Cuenta además con la participación especial de Claudio González, cantor de renombrada y vasta trayectoria. Su extenso repertorio se destaca por la combinación de autores clásicos y modernos, lo cual hace del show una experiencia donde el disfrute y la sorpresa del descubrimiento se alternan a intervalos regulares.

El último EP de la Pregot, Canciones que merecen ser tango, se explica por sí mismo desde la portada. La propuesta: reversionar dos temas con una fuerte impronta tanguera y rioplatense, como son “Canción animal” de Gustavo Cerati y “Yo vengo a ofrecer mi corazón”, y llevarlos a recalar en la orilla del tango. Apenas eso y, a la vez, todo eso. En la sonoridad nada queda librado al azar. Cada nota, cada sonido, cada recurso armónico es producto del arreglo esmerado de Mauricio puesto al servicio de la calidad interpretativa de una banda que no tiene desperdicio. Y todo ese esfuerzo sin que se note el sudor, sin que el tránsito entre los géneros se evidencie como algo forzado, antinatural. Porque, claro, no lo es. Tango y rock nacional se nos presentan desde el carácter de la composición como dos accidentes de la misma sustancia. Distintas aristas del mismo cubo o, más bien, diferentes caras de un único dado, que, producto del azar o del ingenio, puede arrojar un número u otro, sin por ello interrumpir el juego. Ese es el mérito de la Pregot.

 

 

 

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